dimarts, de gener 19, 2010

Canción Chorra van no sé cuantas mil

Andando por las calles de una ciudad
ni siquiera la mía a las dos de la madrugada
vine por un concierto que daban en la Factoría d'Arts
y al salir me encontré a solas con la nada.

No tengo transporte a casa hasta dentro de una hora
con la de cosas que tenía por hacer
me encuentro cantando por las calles a solas
y sin batería en el mp3


Y pensando que te podría haber llamado
aprovechando que venía a tu ciudad
pero sabiendo que ya es tarde y que he dejado
escapar una nueva oportunidad

A mi edad y aún tengo miedo del fracaso
A mi edad y aún tengo miedo del error
A mi edad y aún me acecha aquél ocaso
A mi edad mis fantasmas y yo.


Andando por las calles de una ciudad
ni siquiera la mía a las dos de la madrugada
vine por un concierto que daban en la Factoría d'Arts
y al salir me encontré a solas con la nada.

Y ya sé que no hubieras venido aunque te hubiere llamado
y tengo en ello absoluta confianza
pero no me preocupa ni me importa que no estés a mi lado
me preocupa haber perdido la esperanza.

Y ya sé que no hubieras venido aunque te hubiere llamado
y tengo en ello absoluta confianza
pero no me preocupa ni me importa que no estés a mi lado
me preocupa haber perdido la esperanza.


A mi edad y aún tengo miedo del fracaso
A mi edad y aún tengo miedo del error
A mi edad y aún me acecha aquél ocaso
A mi edad mis fantasmas y yo.

A mi edad y aún tengo miedo del fracaso
A mi edad y aún tengo miedo del error
A mi edad y aún me acecha aquél ocaso
que a los dieciséis años plasmé en
un cuento de terror

A mi edad y aún tengo miedo del fracaso
A mi edad y aún tengo miedo del error
A mi edad y aún me acecha aquél ocaso
A mi edad mis fantasmas y yo.

Era tarde, me acechaba el crepúsculo
andaba sin importarme donde
sin saber muy bien porqué..

diumenge, de gener 17, 2010

Cuento de Ah mor

Cuando coincidieron en aquélla discoteca oscura y ruidosa ella estaba completamente borracha y él iba algo pasado de coca. Si ella le hubiera visto estando serena hubiere pensado que ni borracha se acostaría con él, pero embriagada como se hallaba pensó que ni sobria dejaría escapar a un hombre como aquél. Él sólo quería acostarse con alguien, y aunque le atraía más una amiga de ella que no le hacía caso, se encontró con una ocasión poco llamativa pero que dadas las circunstancias no iba a desaprovechar.
Cuando a la mañana siguiente se despertaron juntos, desnudos, en la cama de alguien, se miraron y supieron que no se gustaban demasiado, que jamás se habrían fijado el uno en el otro, y que aquello había sido un error.
Más por algún extraño avatar recordaron que no lo habían pasado nada mal esa noche, y un poco por educación, un poco por pereza de huir, un poco por curiosidad desayunaron juntos, charlando, y se casaron al cabo de unos años, tuvieron hijos, y vivieron felices juntos al menos hasta que el narrador se aburrió y decidió salir a buscar otro cuento con un final más interesante.