dilluns, de gener 29, 2007

Orden y Caos

Establecemos normas, límites y definiciones por necesidad, porque necesitamos unas normas, y lo hacemos de un modo convencional, casi arbitrario.Y aunque logremos un sistema de leyes y un orden, unas delimiticiones, unas discriminaciones efectivas y eficientes, adecuadas y en la mayoría de los casos justas, siempre pecarán de errores, puntos negros y de puntos de excesiva inflexibilidad.Así, de una ordenación del caos que nos permite vivir en una cierta armonía, de un establecimiento de cánones que nos sirven de guía y marco de referencia frente a la massa indiferenciada unirforme indistinguible, nos acabamos dirigiendo a una rigidez cadavérica, absurda, cuando olvidamos que las normas que hemos creado son convención y herramienta. Cuando las elevamos a la categoría de necesarias y llegamos a depender tanto de ellas que las creemos inamobibles, infalibles, universales y eternas.Entonces se vuelve necesario transgredir, violar, violentar. Volver al origen disperso de la eterna mónada de nada y todo, al unísono de la sopa de caos. Romper con las reglas y los moldes que nos hacían prisioneros y volver a andar perdidos, sin rumbo, obstinados en abandonar toda brújula y reloj, hasta que recordemos por fin que una vez tuvimos unas reglas, y que en un tiempo fueron útiles. Y entonces las hagamos regresar.Pero ya nunca las mismas, otras, otra vez convencionales, pero distintas, cada vez únicas, por eso no es un círculo, ni tampoco tal vez una espiral.Tal vez sea una cadena.
Tal vez sea sólo una paja mental.

dimecres, de gener 17, 2007

Canción Absurda #4

El poeta se emancipó
De la dictadura del soneto
El escultor ya prescindió
De la sumisión al modelo

Al pintor le basta ya
Con sus colores y la tela
Para crear su realidad
Perpendicular o paralela

El compositor ya no
Se preocupa por la orquestra
Ella ya se adaptará
A lo que la obra requiera

Y tampoco el novelista
Sigue la clásica estructura
Ni siquiera el guionista
Con un final feliz se cura

Y ahora quién demonios escribe
Los artistas descubrieron
El precio de ser libre
Cuando los cánones murieron.

Nada puede haber más difícil
Que lograr algo tan simple
Cómo afrontar una crisi
Cuando eludirla es posible

Como transgredir las reglas
Cuando ya las has quebrado
Y ya sólo queda de ellas
La memoria del pasado

Cómo expresar el tormento
Virtual de nuestro ensueño
Cómo encontrar el momento
Si cualquier momento es bueno

Artistas al fin vencieron
Pero el enfrentamiento es gloria
Demasiado tarde descubrieron
El precio de la victoria

Y ahora quien demonios escribe
Los artistas descubrieron
El precio de se libre
Cuando los cánones murieron.

dimarts, de gener 16, 2007

Estúpida Espiral

Siempre me ha gustado escribir en espiral. Caer, volver, andar.
Buscar el camino más largo para llegar más tarde a casa.

Amar a la chica rara, la especial, la tímida. La que nunca se fija en mí.
Hacer que me ame, ni que tenga que conquistarla a gritos.
Jugar a ajedrez y acaso perder.
Beber champán. A veces, aunque el champán no me guste. O cava, mal catalán no me llamen.
Cantar, aunque sea en la ducha. Aunque sea a trucha por no haberme duchado.

Y seguir, siempre seguir.
Como en el poema de Blas de Otero. Seguir siguiendo.

Y así escribir en espiral.

dilluns, de gener 08, 2007

Paseando Recuerdos

Las calles son las mismas pero los años pasan, y aunque quieras pasar de ellos son como Freddy Cruguer, que creen en tí aunque tu no creas en ellos, y te afectan igual, quieras o no.
La tienda de juguetes, de ajedrez y go, seguí dónde la recordaba, y me gustó como siempre. También agradable como de costumbre esa vieja librería, o la gente paseando. Las ramblas, esa Barcelona que empezaba a echar de menos.

Pero al pasar frente al bar, nuestro bar, donde tantas tardes nos sentamos, donde tantas tardes compartimos, tantas anécdotas absurdas (como el guiri que insistía en que me parezco a Pete Sampras), ya no estaba.
El bar ya no estaba pero yo lo buscaba, porque en mi recuerdo seguía estando allí. Así que lo he encontrado, sólo que ya no estaba (allí). Aunque nunca dejará de habitar en mi (quiero creer que en nuestra) memoria.
Tantos cafés, tantas birras. Casi siempre, si estaba libre, en la última mesa, para compartir hasta el sofá.

Y querernos, de ese modo en el que nos queríamos. Y besarnos también, como nos besábamos, y abrazarnos.

Fuisteis las dos personas más importantes de mi mundo. Mis mejores amigas. Os amaba y ahora os extraño. Aprendí de la pérdida, pero contra mi naturaleza de filósofo, hubiera preferido la ignorancia a la lección.