dimarts, de novembre 07, 2006

Des Cuento #3

Nada le aterraba más que la simple idea de poder ser descubierto por su esposa.
Él la amaba, la respetaba, la adoraba por encima de todas las cosas. Tanto que nunca se atrevería a pedirle que se ensuciara con los juegos que él, a pesar de sus largos intentos de controlarse, de todas las censuras, necesitaba.
Se anunciaba en periódicos y revistas. Ocasionalmente escribía mensajes a chats televisivos o aparecía en el teletexto. Siempre procurando mantener la máxima discreción.
"Hombre maduro, culto y elegante, desea encontrar compañera para compartir la sensualidad de una noche sin compromiso a ritmo de jazz".

La mujer leyó el anuncio que ya había encontrado otras veces. Y le pareció tan tentador como siempre. También ella estaba casada y el jazz le recordaba a los principios, cuando eran jóvenes apasionados y rebeldes.
Ahora quedaba sólo el cariño casi fraternal, el aprecio sincero y profundo, el beso de buenas noches, muy de vez un sexo casi funcional, a ratos parodia absurda de lo que antaño compartieran.
Se atrevió a llamar.

Concertaron la cita para dos semanas más tarde. Ambos tenían una familia y una vida ajetreada y no pudieron coincidir antes.
Ninguno fué puntual.
Él llegó antes y esperó impaciente, fumando. Ella llegó un poco tarde, y se dirigió rauda al punto de encuentro.

Al reconocerse les cayó el mundo al suelo. A ambos. La coincidencia era terrible, la broma macabra. Primera reacción común: desear ser tragado por la tierra al ser descubierto. También la segunda: desear que el cónyuge se hubiera enterado de algún modo y hubiera suplantado a la cita.
Tardaron más o menos lo mismo en descartar esa posibilidad, al ver la expresión de pánico que imaginaban también en su propio rostro.
Algo debería quedar entre ellos, también la tercera reacción fue idéntica. Habían quedado para desatar la pasión en una noche de sexo mágico y se entregaron a ello.
Se amaron como desconocidos, pero conociendo cada uno cada rincón del otro. Se recorrieron como si jamás antes de hubieran descubierto, pero sabiendo exactamente dónde y cómo buscar para encontrar el placer, el dolor, el gemido o el susurro.

Pasaron la noche entera, y a la mañana siguiente llegaron ambos tarde al trabajo. Lo mejor resultó no tener que inventar excusas al volver a casa.


Pero después de aquella noche su relación se había roto para siempre.
Completamente.
En pedacitos tan pequeños que nada quedaba que les pudiera seguir uniendo.

Así que empezaron de cero otra vez.

2 comentaris:

Noelia ha dit...

¡¡¡Guau!!! Qué historia, y qué manera de escribirla! Me ha llegado muchísimo, la verdad ^^

Es curioso como las cosas pueden suceder, todo es un inesperado, y esto demuestra que la vida, en un momento, puede dar un gran giro.

Cosas de la improvisación y el dejarse llevar por las circumstancias.

Un besito muy fuerte y recuerda que tenemos que concretar una cosa ;-)

Anònim ha dit...

ja t'ho explicaré en persona pero...
QUÉ GUAPA QUE ÉS EN PERSONAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


a part d'estar com un ques (sisi, ques), ser molt simpatica i tenir un to de veu acorde amb les seves muñeques xD

petonets!!

m'encanta el text ^^