divendres, d’octubre 06, 2006

Buscando una mirada

Nadamos en un océano que nos queda grande y apenas podemos flotar. Las corrientes van y vienen, las olas rompen en rocas que no llegan a la superficie pero están allí, alternándose con baches y abismos que no alcanzamos a imaginar.
Sigo buscando palabras que me faltan y nos falta el aliento, y buscamos palabras de aliento que nos ayuden a no ahogarnos.
No nos hemos acostumbrado a la vida de la gran ciudad. Demasiados rostros. Quisiera poder conocer a todo el mundo. Saber cómo sería tenerte en mi vida, haber compartido contigo todo lo que hubieramos compartido si hubieramos sido dos chiquillos de un pequeño pueblo rural.
Pero en esta ciudad donde todos nos conocemos todos somos extraños. Hay que repartir tanto aquello que compartes que apenas queda nada para compartir con cada persona que hay en la vida de uno.
Ni siquiera logramos nunca llegar a haber hablado una sola vez con calma y tranquilidad con cada persona con la que hemos compartido un aula. Cuantas veces hemos pasado por el lado de alguien con quien hemos estudiado durante años y ni siquiera le hemos conocido.
La gente va y viene y a veces tengo la sensación de que la amistad es algo aleatorio, pura matemática del caos. Como el orden en el que vendo las baguettes de la misma hornada.
Escucho una u otra canción sin conocer bien los motivos. Miro hacia aquí y hacia alli.

A veces uno ya no sabe ni quién le importa ni cuanto lo hace.
A veces uno llega a dudar que pueda importarle a nadie. Sobretodo cuando uno se siente sólo. Sobretodo cuando uno está, se sabe, sólo.

Por eso a veces sólo buscamos una mirada. No aspiramos a los “somebody’s arms to fall into” que según Mark Knopfler “everybody is looking for”.
Buscamos una mirada, unos ojos que nos enfoquen y tal vez nos graben. Unos ojos que nos pongan en una escena. Saber que existimos para alguien, que nos está regalando su atención. Nos esta mirando de entre toda la gente a la que podría mirar. Nos está ofreciendo un primer plano, unos cinco minutos de gloria en su vida. Puede que haya un diálogo en el guión o que sólo sea un silencio. A veces hay música de fondo, otras alguien hablando cuya voz se pierde en el vacío.
A veces una sonrisa ilumina la escena y estás bajo la luz de los focos mientras la cámara te enfoca.
Tienes tus cinco minutos de gloria y eres el protagonista de una pequeña parte de la historia. Pequeña concesión del guionista para el eterno actor secundario.

5/10/06

2 comentaris:

Anònim ha dit...

genial! me encanta lo que escribes!

creo que es muy importante Mirarse a los ojos! Mirarse de verdad, sin decir nada, obviando la realidad que en ese momento te envuelve, da igual si son gritos, ruidos ensordecedores o campanas...

Cuando Miras de verdad, solamente están sus ojos y los suyos, en esa comunicación interior tan íntima pueden "decirse" tantas cosas sin abrir la boca... pueden hasta desnudarse la una a la otra!

Nos enganchamos por la calle mirando sin más a la gente que va y viene, pero cuando Miramos de verdad, el tiempo se detiene para que sepas que todavía quedan instantes mágicos en los que conectas con alguien con una simple y maravillosa mirada!

besuus

pd: si, stava mumint XDD

mauriç ha dit...

Tal vez por eso tiendo a conocer a la gente en el tren, el metro, por la calle, o en cualquier otro lugar dónde los que nos miramos a los ojos podamos encontrarnos y reconocernos.

Nos miramos por los pasillos de la facultad ;)

pd: lo que ta vas perdre xDDD